Contar con un sistema de calefacción eficiente es indispensable para tener una estancia de buena calidad y confortable en el hogar.
Las calderas de gas, gasoil, de biomasa o de condensación son los aparatos que más se utilizan, siendo una de sus principales ventajas, en general, el hecho de ser económicas y generar ahorro de energía.
Las calderas se han convertido en un equipo indispensable en los hogares, ya que permiten tener una mejor calidad de vida, al poder contar con ambientes de convivencia mucho más confortables.
Se conocen como calderas a aquellos aparatos que permiten que se produzca energía a través de la combustión de gas, recursos orgánicos o gasoil, siendo el vapor de agua uno de los elementos clave de la combustión, esto en el caso de las que utilizan el sistema de condensación.
El calor que se genera permite tener disponible la calefacción cuando se necesite, así como agua caliente sanitaria permanente.
Existen varios tipos de calderas, pero independientemente de la que se elija, se puede afirmar que utilizar una siempre será rentable, ya que permite un sustancial ahorro energético, al no usar electricidad, generando una reducción en los costes por facturación.
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Las calderas difieren según el combustible
Existe una clasificación de las calderas de acuerdo al tipo de combustible que utilizan, estas son:
Caldera de gas: son las que tienen como combustible para funcionar el gas natural o gas GLP. Según la potencia que tenga, se pueden conseguir en dos versiones: calderas murales o calderas de pie.
Es el tipo de caldera que tiene un uso mayor, debido a su buen rendimiento, y además, tiene un precio menor con respecto a otro tipo de sistemas. El ahorro económico también viene dado por el hecho de que el precio del gas natural es menor al de la electricidad.
Caldera de biomasa: las calderas de biomasa se han popularizado mucho en la actualidad por ser amigables con el medio ambiente, ya que utilizan residuos orgánicos, fósiles y biodegradables como combustible, y no gas natural o gasoil.
Los residuos que se utilizan, por lo general, son pellets, leña, cáscara de nueces, huesos de aceitunas, desechos de podas, entre otros.
También tienen como ventaja el precio económico que tiene el aparato, además de que los residuos orgánicos que utilizan son baratos y fáciles de obtener. El mantenimiento del sistema es fácil y muy seguro.
Caldera de gasoil: como su nombre indica, son las calderas que utilizan el gasoil como combustible. Son una opción para aquellos inmuebles que no tienen acceso a gas.
En la actualidad, hay en el mercado calderas de gasoil modernas con mantenimiento sencillo, además de ser amigables con el medio ambiente.
Caldera de condensación: este tipo de calderas pueden funcionar con gas o gasoil.
Una de sus principales características en cuanto al funcionamiento, es que usan el calor que emana del vapor de agua resultante de los productos en combustión mediante la condensación.
El sistema de estas calderas tiene como particularidad que permite conseguir un mayor rendimiento, lo cual no se puede obtener con el resto de calderas, que no funcionan de esta forma.
Y es que al generarse el calor, gracias a la condensación, este se traslada al circuito de calefacción, de ahí su alto rendimiento.
Este tipo de calderas son ideales para dar calor a radiadores de temperaturas bajas, fan coils, suelo radiante y para la disponibilidad de agua caliente sanitaria.
Otra de sus ventajas es que se trata de un equipo de calefacción que permite un ahorro en la factura de hasta un 30 %.
Cómo seleccionar la caldera ideal
Al momento de decidirse por la instalación de una caldera, siempre va a existir la duda de qué tipo elegir.
Internet es un gran aliado en este sentido, ya que existen portales especializados en la materia, que explican con detalle las ventajas y desventajas de cada uno, incluso, presentan marcas y modelos con sus características para facilitar la elección.
Algunos aspectos que se deben tener en cuenta tienen que ver con el tipo de vivienda donde se va a instalar (piso o casa), las dimensiones del inmueble, número de baños, la zona geográfica y climática, si el hogar es aislado o céntrico, y si hay acceso al sistema de gas.
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